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El caparazón

 Hace unas noches mientras estaba sentada en la puerta de mi casa sola se acerco un buen amigo, me cuestionó que hacía fumando sola, a lo que respondí que de alguna cierta forma le había agarrado gusto a la tranquilidad de fumar sola y en silencio, él me dijo que se alegraba por mí si eso me hacía feliz, luego agregó que me veía más tranquila desde hace unas semanas, le dije que efectivamente me sentía más liviana, "me está yendo muy bien, tengo el trabajo de mis sueños, mi relación familiar ha mejorado, hablo con mis amigas y hago cosas con ellas, no siento ningún tipo de presión por nada, duermo tranquila y lo mejor de todo es que ya no tengo tanto estrés emocional", el asintió, me abrazó y para terminar la conversación soltó "pero estar tranquila es sinónimo de que estás feliz ¿verdad?", yo asentí la cabeza y le dije "supongo que sí" y luego me hizo la pregunta de fuego que estuve evitando desde hace semanas "¿y has hablado con él?", solo Dios sabe porque me ha costado tanto hablar de él, es extraño si quiera pensar en él, "no y mejor la verdad", me dijo que mi expresión había cambiado y que estaba bien llorar si me sentía triste, que él pudo hacerme muy feliz, pero nunca me dio tranquilidad, y por más que me dolió esa frase, era cierta.

Siento que tal vez he estado tan acostumbrada al caos que ahora que estoy muy tranquila, es algo nuevo para mí y no sé realmente cómo se podría definir esto, no puedo describir esta etapa con otra definición que no sea tranquilidad.

No me malinterpreten lectores, no todo el caos ha sido por un muchacho, más bien era un conjunto de situaciones en las cuales yo lo ponía a él como portada para no tener que lidiar con todo, recuerdo una noche en que le dije "yo siento que tú me has acompañado hasta cierto momento, hasta cierto punto de sanación, pero ahora tengo que dejarte ir porque tengo que hacerlo sola, es solo que no estoy lista" y era cierto no estaba lista, yo presentía que en algún momento iba tener que lidiar con todo sola, tenía que en algún punto dejar de esconderme tras de él, aunque mentiría si no confieso que aún hay momentos que me da ganas de correr a esconderme nuevamente en mi cueva cuando siento que no puedo con todo, pero es el punto a donde quiero llegar, solo siento más no es un hecho, porque gracias a la vida, a las situaciones y a las adversidades que he pasado, me he dado cuenta que yo siempre puedo y he podido con todo. 

Creó que una de las cosas que más me molesta en la vida es esa sensación de salir de la zona de confort, la sensación que se tiene de hacer cosas que antes no, de apartarse a nuevas circunstancias, nuevas emociones, nueva visión, nuevas metas, nuevas dudas, dónde todo parece nuevo, yo pienso y creó fielmente que todo tiene un propósito, a veces cuesta salir de nuestro espacio seguro pero si es para un avance, un crecimiento personal, lo vale realmente, no tengo dudas de eso, lo vale, siempre estoy tirando para adelante aún a cuesta de todo, en enero de hace un año me cuestionaba muchas cosas y fue el motivo principal por el cuál me cree este blog, espere pacientemente un año para saber si hoy en día iba seguir igual de confundida y gracias a Dios que no. 

Terminaré diciendo que hoy en día abrazó el cambio con valentía y determinación que agradezco que me haya dado cuenta en el momento oportuno que se podía cambiar el futuro si cambiaba mi actitud y mi visión de este. 

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