Hay personas que te hacen la vida más feliz y otras que te hacen la vida más fácil, él solía hacer eso por mi, ambas cosas al mismo tiempo, me dejaba ser yo misma, me hacía sentir plena y casi siempre podía si quería salirme del carril, ser loca y desenfrenada como me diera la gana, le molestaba que gritara pero me dejaba hacerlo de todos modos.
Él no era un chico cualquiera aunque así me lo pareció cuando lo conocí y es que aquel flaquito no era ni la mitad de lo que es ahora, pero como sea no era un chico del montón, me equivoqué, me hizo darme cuenta de que muchas veces me equivoqué y era suficiente motivo para amarlo, creó yo, nunca supo como pedir las cosas, habían ocasiones en las que me parecía un niñito y lo veía haciéndose el engreído con cosas que para mí eran tan tontas y nunca se quejo cuando no le seguía la corriente o no le prestaba la atención, vaya paciencia del hombre.
Yo no creía en los cambios, pero verlo cambiar por amor a mí fue una de las cosas más bonitas que me ha pasado y ahí viene la frase de uno de mis romances favoritos "ella lo hacía ser una mejor persona y él a cambio la hacía muy feliz", sin embargo en un inicio este hombre puedo decirlo firmemente y creó que muchos lo confirmarán, él me estresaba muchas veces, estaba harta de él, si discutíamos por algo era un revuelo total entre nosotros, nos decíamos de todo y acto seguido estábamos lamentándolo, éramos intensos en todo, en especial en la cama, la mayoría de veces lo odiaba y la otra mayoría lo amaba, me hacia salir de mi zona de confort y no me dejaba ser la chica perfecta porque él sabía que yo detestaba serlo, solo tenía que hacer un gesto para que él inmediatamente supiera que tenía y a pesar de nunca poder ser personas afines, él y yo nos conocíamos a la perfección, en especial nuestras partes malas porque fue nuestra primera cara.
Si pudiera desearle algo a todas las mujeres en definitiva no les desearía un chico como el que conocí, pero sí el chico en el que se convirtió por amor a mí.
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