Hace unas horas me puse a pensar en lo difícil que es un rompimiento, las etapas de duelo que todos atravesamos. Al reflexionar sobre mi propia experiencia, me pregunté si realmente podía llamarlo una “ruptura de relación”. Y ahí fue cuando me quedé atónita, porque me di cuenta de que nunca estuve en una relación real. En realidad, estuve atrapada en un ciclo vicioso con un hombre del que, en algún momento, me enamoré profundamente. Él era mi talón de Aquiles, mi corazón, mi pasión, un amor que solo yo entendía en toda su magnitud. Pero no lo culpo, en absoluto. De hecho, le estoy agradecida. ¿Por qué no lo culpo? Porque fui yo quien permitió que todo eso sucediera. Fui yo quien dejó que los años se deslizaran en ese vaivén interminable. Hace poco, conversaba con alguien que me pareció bastante cuerdo y maduro, y después de un largo intercambio, me dijo: “Creo que aún no estás lista para una relación”. A lo que le respondí: “No, no lo estoy. No tengo la intención de crear ni...
Pensamientos sobre la vida, el desamor, la confianza y el amor propio.