Últimamente, he estado sumida en una reflexión que me consume: ¿quién tiene realmente la vida más difícil, el "bueno" o el "malo"? Y, en un plano más complejo, ¿por qué los que se consideran "malos" creen ser los "buenos", y viceversa? Desde niña, mi abuela me enseñó los valores y principios que definían lo que estaba bien y lo que estaba mal. Fue ella quien sembró en mí una brújula moral que aún guía mis decisiones. Hoy, esos valores son claros en mi mente y sólidos en mi corazón. Sin embargo, es inevitable enfrentar la pregunta de si una persona que conscientemente daña a su familia, a quienes son sus pilares, puede realmente considerarse "bueno". Porque si no eres capaz de honrar y respetar a aquellos que te han dado de comer, que te han acogido y apoyado, ¿cómo puedes esperar respetar a alguien más? De todas las personas que he conocido a lo largo de mi vida, al que más temo es aquel que, sin remordimiento, atraviesa los límites de ...
Pensamientos sobre la vida, el desamor, la confianza y el amor propio.